Según la tradición local, el parque de Tocaima se erige como el más grande y hermoso de toda la región, un espacio generoso que invita a sus visitantes a deleitarse con el paisaje y la vida cotidiana que transcurre por sus calles.
Su extensión brinda oportunidades a emprendedores locales, quienes encuentran en sus terrenos un lugar idóneo para ofrecer sus productos, desde comidas típicas hasta artesanías, fomentando así el desarrollo empresarial y la difusión de la cultura tocaimuna entre turistas y habitantes.
Para aquellos con memoria, el parque evoca tiempos pasados donde las ferias y fiestas de Tocaima tenían lugar en sus dominios, convirtiéndolo en el epicentro de la camaradería y la celebración durante los fines de semana festivos. Aunque estas festividades a menudo dejaban tras de sí un rastro de suciedad y malos olores, la comunidad se esforzaba por restaurar la pulcritud del lugar con una limpieza meticulosa al día siguiente.
Para los jóvenes de la Ciudad Salud, recorrer el parque era una costumbre arraigada durante la juventud, una actividad aparentemente sin sentido que se llevaba a cabo en compañía de amigos, pero que perdura en la memoria con cariño y nostalgia.
Finalmente, destaca en el horizonte del parque la imponente iglesia de Tocaima, un símbolo venerado por su importancia histórica y cultural. Próximamente, dedicaremos un artículo especial a este emblemático lugar, reconocido no solo por su relevancia religiosa, sino también por el orgullo que despierta en quienes han inmortalizado su majestuosidad a través de fotografías compartidas con familiares y en redes sociales.
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