Después de la terrible tragedia que se vivió en Ibagué con
el suicidio de Jessy Paola Moreno, quien se lanzó con su hijo de 10 años de
edad, del puente La variante a casi 100 metros de altura, se armaron miles de
suposiciones con respecto al porqué había tomado esa decisión. Las primeras
suposiciones fueron que había sido víctima de los ‘gota a gota’, que había sido
extorsionada, que estaba embarazada y que el niño sufría de una enfermedad
terminal. Las demás especulaciones rayaron en los paranormal y dijeron que
había sido culpa de un objeto extraño que había visto en el cielo. Todo esto se
descartó. La revista Semana investigó el caso y construyó una crónica a partir
de testigos, familiares y amigos de Jessy Paola.
En la crónica se descubrió que la mujer presentaba un cuadro
clínico de depresión severa, con origen en una decepción amorosa y,
efectivamente, una crisis económica. En esas horas de angustia el niño de 10
años, Nicolás, le rogaba a su mamá que no se lanzara, pero la mujer fue muy
clara al decir que no tenía con quién dejarlo, no tenía cómo pagarle la comida
ni cómo mantenerlo. Estas últimas palabras se las dio a una psicóloga y un
bombero que llegaron a la escena. Adicional, una de las personas que intentó
interceder le dijo que él se haría cargo del niño, pero Jessy Paola se rehusó
diciendo que eso era solo una forma de evitar que ella se matara, pero que no
le creía.
En la investigación también se encontró que efectivamente el
niño no tenía ninguna enfermedad terminal y que, efectivamente, Jessy Paola no
estaba embarazada. Aquí puede leer la crónica completa.
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